Carnes con valor agregado

Innovaciones tecnológicas en el envasado de la carne

Los avances tecnológicos en el envasado de carne están revolucionando la industria, prolongando la vida útil de los productos, mejorando la seguridad para el consumidor y reduciendo el desperdicio.

  • 02/10/2025 • 07:24

En los últimos años, el consumidor de carne se ha vuelto más exigente y, a menudo, basa su decisión de compra en factores extrínsecos que no están directamente relacionados con el precio o tipo de producto. Los cambios existentes en las preferencias de consumo de estos individuos han dado lugar a innovaciones y/o desarrollos en tecnologías de envases, por lo que hoy en día se utilizan materiales que no solo son socialmente aceptables (convenientes, respetuosos con el medio ambiente, etcétera), sino que garantizan, entre otros requisitos, la seguridad, atractivo, comunicación e integridad del alimento.

A nivel internacional, existen diferentes sistemas de envasado de carne, los cuales son ampliamente utilizados en pequeñas, medianas y grandes empresas, destacándose: el envasado tradicional, envasado en atmosfera modificada (MAP, por sus siglas en inglés) y el envasado al vacío, cada uno con propiedades y aplicaciones distintas, que permiten responder a determinadas exigencias de los consumidores y del sector. Sin embargo, es importante resaltar que algunas de estas tecnologías siguen enfrentando grandes desafíos relacionados con la seguridad alimentaria, sostenibilidad y perfeccionamiento de sus diseños. Por esta razón, la industria del envase se encuentra alineada con las instituciones de investigación en la búsqueda de soluciones efectivas que se adapten a las nuevas tendencias en conservación y comercialización, incremento de la vida útil del producto, reducción el desperdicio alimentario, y utilización de materiales más sostenibles. 

Actualmente, se han desarrollado envases que permiten cumplir y satisfacer las expectativas antes mencionadas, dentro de ellos tenemos: 

Envases biodegradables: están elaborados con materiales que se descomponen en un periodo de tiempo relativamente corto, gracias a la acción combinada de agentes físicos, químicos y microbiológicos. El proceso de descomposición de estos envases inicia con una degradación polimérica, la cual se puede llevar a cabo tanto en condiciones aeróbicas como anaeróbicas, debido a la actividad de distintos microorganismos. Los materiales biodegradables más usados en la fabricación de estos recipientes o envolturas son: almidón o fécula (procedentes principalmente del maíz, trigo, avena, mandioca y papa), celulosa, gelatina, glicerol, carragenina, quitosano, gluten, colágeno, polihidroxibutirato (PHB), polihidroxivalerato (PHV), goma xantana, ácido poliláctico (PLA), entre otros. La utilización de este tipo de envases, para asegurar la conservación y facilitar la comercialización de la carne, ya es una realidad en algunos países del mundo, empleándose en la mayoría de ellos una mezcla de polisacáridos (almidón o fécula, según corresponda) con otros polímeros sintéticos biodegradables, para crear bandejas o películas protectoras.

Envases activos: presentan componentes integrados que pueden liberar/absorber sustancias desde o hacia la carne, permitiendo así la extensión de la vida útil del producto, y el mantenimiento o mejora de las características de calidad. Los elementos activos de estos envases, a pesar de que desempeñan funciones adicionales al ser una barrera física interpuesta entre el alimento y el entorno que lo rodea, no deben enmascarar el deterioro del mismo, ya que esto puede inducir a error a la hora de adquirir el producto. Dentro de las aplicaciones para envases activos se distinguen: 

  • Reguladores de humedad: son polímeros absorbentes que se encuentran localizados dentro de los envases y atraen el exudado de la carne, impidiendo de esta manera el desarrollo de microorganismos por mayor período de tiempo. Las principales ventajas que se perciben con su uso son: mantenimiento de la frescura e integridad del producto, aumento de la vida útil y reducción de la cantidad de envolturas y desechos.
  • Captadores de oxígeno: la mayoría se basa en el principio de oxidación del hierro. Éstos se pueden encontrar en forma de sobres, etiquetas, películas, tarjetas, revestimiento de cierre, o concentrado. Su uso en el envasado de carne permite disminuir significativamente la presencia de oxígeno dentro del envase (? 1%), impidiendo la actividad microbiana aeróbica, y reduciendo la oxidación lipídica y de pigmentos. 
  • Captadores y emisores de dióxido de carbono: su función es inhibir el crecimiento microbiano en la superficie de la carne, extendiendo así su vida útil. Comercialmente se encuentran disponibles en sobres o etiquetas, y pueden considerarse una técnica complementaria a la captación de oxígeno. 
  • Controladores de actividad microbiana: se encuentran en envases que liberan, en forma controlada o total, agentes antimicrobianos, los cuales sirven para prevenir el crecimiento de diversas bacterias, mohos, y levaduras que pueden desarrollarse en la carne y afectar la calidad e inocuidad de la misma. Esta aplicación es uno de los últimos adelantos respecto a envases activos. 

Envases inteligentes: Implican el uso de sensores o indicadores para proporcionar información sobre aspectos relacionados con la vida útil de la carne, las características inherentes del producto, y la seguridad en el consumo. Los sensores, son dispositivos que contienen dos unidades funcionales básicas (receptor y transductor); tienen como finalidad detectar o cuantificar energía/materia, dando una señal que se relaciona con una propiedad física o química a la que responde el dispositivo; los más utilizados son: sensores de gas, sensores de oxígeno basados en florescencia, y biosensores. Por otra parte, los indicadores son sustancias que muestran la presencia o ausencia de otra sustancia, o el grado de reacción mediante un cambio característico, especialmente de color. A diferencia de los sensores, los indicadores no incluyen unidades funcionales básicas, y comunican la información a través de un cambio visual directo, entre estos tenemos: 

  • Indicadores de frescura: brindan información sobre el grado de actividad bacteriana o cambios químicos que se puedan estar dando en la carne, mediante el uso de metabolitos, tales como: ácidos orgánicos, ácido acético, etanol, ácido láctico, y dióxido de carbono, entre otros. 
  • Indicadores de tiempo-temperatura (TTI): muestran el tiempo en que la carne ha sido expuesta a distintas temperaturas durante su vida útil, siendo capaces de recomendar, o no, el consumo del producto, si es que éste registra niveles de exposición que atentan contra su calidad e inocuidad.

En los envases inteligentes también se pueden utilizar etiquetas de identificación por radiofrecuencia (RFID), las cuales no se incluyen en la clasificación de sensores o indicadores. Su función es transmitir información precisa y en tiempo real al sistema de datos del usuario, y es una de las muchas tecnologías de identificación automática que ofrece una serie de beneficios potenciales (trazabilidad, gestión de inventarios, seguridad, y promoción de la calidad) para la producción y comercialización de la carne. 

Para concluir, es necesario destacar que la selección de estos envases para uso comercial debe estar sujeta a una evaluación que incluya el costo de implementación, la aclaración de la audiencia, los requisitos legales, y el ámbito de aplicación. 

Referencias

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Sobre el autor 

El Ing. Miguel Morón es profesor adjunto de Bromatología y Tecnología de los Alimentos en la Universidad Nacional de Río Negro, en Argentina. El fue profesor de Ciencia y Tecnología de la Carne en la Universidad Central de Venezuela en Caracas. Él anteriormente se ejerció como supervisor de producción de Alina Foods Yupi, en la ciudad venezolana de Mérida. El Ing. Morón es egresado en Ciencia y Tecnología de Alimentos de la Universidad Nacional Experimental Sur del Lago “Jesús María Semprum”. E-mail: moronm91@gmail.com